martes, 30 de septiembre de 2008

hay dias así



Escucho la lluvia aún cuando no es la lluvia

sino la noche

Disfruto del alba aún cuando no es el alba

sino la blancura de mi pulpa sobre el cieno.

La boca de un niño me aja con sus dientes.

¡Amor de las aguas silenciosas!

Para el espino el ruiseñor,

para mi los juegos fascinantes.

RENE CHAR (1907-1988)

domingo, 28 de septiembre de 2008

Hoy Marosa


Por más que cerrara, puerta y ventanas, día y noche, siempre
de noche, habia animalillos en mi habitación. Un asno diminuto
a eso de la medianoche, un conejo con muchas orejas, como hojas;
poderosas ratas se comían la cama de al lado,
serias y atenciosas, algunas hasta con lentes!; a veces, parecía que todo
iba a estar en calma; pero, de pronto, sobre el armario de los libros,
divisaba una gallina blanquísima como la espuma, esponja y alerta.
Ese martirio continúa.
Aún, ahora, cuando entro de mañana, a la oficina
me saco del bolsillo,
trozos de mariposa,
plumas,
o la diadema de un bicho silvestre.
MAROSA DI GIORGIO (Uruguay)

martes, 23 de septiembre de 2008

Estirpe





"Los mendigos mayores no dicen nada, no hacen nada. Saben que es inútil y exhaustivo. Se dejan estar. Se dejan estar. Déjanse estar al sol o a la lluvia, con el mismo aire de entero valor, lejos del cuerpo que dejan en cualquier lugar. Entretiénense en extender la vida por el pensamiento. Si alguien habla, su voz huye como un pájaro que cae. Y es de tal modo imprevista, innecesaria y sorprendente que para oírla bien tal vez giman algún ay. ¡Oh, no gemían, no!... Los mendigos mayores son todos estoicos. Pondrán su miseria junto a los jardines del mundo feliz pero no quieren que, desde el otro lado, sepan de la extraña suerte que los recorre como un río un país. Los mendigos mayores viven fuera de la vida: se excluyeron. Abren sueños y silencios y desnudos espacios a su alrededor. Tienen su reino vacío, de altas estrellas que no cobijan. Su mirar jamás mira y su boca no llama ni ríe. Y su cuerpo no sufre ni goza. Y su mano no toma ni pide. Y su corazón es una cosa que, si existiera, súbito olvidaría. ¡Ah!, los mendigos mayores son un pueblo que se va convirtiendo en piedra. Ese pueblo, que es el mío. "


CECILIA MEIRELES (Brasil 1901-1964)

jueves, 18 de septiembre de 2008

la magia de Rocio Gonzalez

foto Grete Stern

Tiernamente empeñados en morir

emperrados

tiernamente afierados

emponzoñados

hasta el morir

hasta la muerte

que espanta y atosiga

con su bondad enorme

y su insípida misericordia

con su ventral misericordia

su intrauterina misericordia

tiernamente empeñados

vueltos de cara y uniformes

a menos de un instante

del abismo nuevo y conocido

a menos de toda una larga borrachera

de estupidez y ganas

de consciente colectivo

y egoísta sentido común

estamos tiernamente empeñados

en preñar

más de estas matrices

para perpetuar el mal desde su seno

y esparcir trincheras

aulas

patios

de tierna obstinación en vivir.

ROCIO GONZALEZ (México, del libro "Lunacero", Ediciones sin nombre)

miércoles, 10 de septiembre de 2008

Marguerite Duras (dixit)



...Eso hace salvaje la escritura. Se acerca a un salvajismo anterior a la vida. Y siempre lo reconocemos, es el de los bosques, tan antiguo como el tiempo. El del miedo a todo, distinto e inseparable de la vida misma. Uno se encarniza. No se puede escribir sin la fuerza del cuerpo. Para abordar la escritura hay que ser más fuerte que uno mismo, hay que ser más fuerte que lo que se escribe. Es algo curioso, sí. No es sólo la escritura, lo escrito, también los gritos de las bestias de la noche, los de todos, los vuestros y los míos, los de los perros. Es una vulgaridad masificada, desesperante, de la sociedad, el dolor; también es CRisto y Moisés y los faraones y todos los judíos, y todos los niños judíos, y también lo más violento de la felicidad. Siempre, eso creo...
MARGUERITE DURAS
(del libro, Escribir, Tusquets, 2006)



lunes, 8 de septiembre de 2008

a las abuelas, que son todas las abuelas del mundo

Julia, Florencia y Ana, amor y poesia


III

Llamabas a tu madre, abuela
los años no bastaron
su lumbre de pasillo te buscaba
giraste
trompo de patio hacia la voz
que calma.

A tu lado mis ojos
aureola líquida, escrutaban
la extensión de tus dedos
la piel azul de tus falanges.

Sentada en tu cama
sobre mis manos pesadas tus rodillas
rocé lunas calientes, te vi volver
de la flor más aérea de un corso de verano.

Al reclinarte
un planeta de tiempo te llevaba

y yo, brazo de globo
vocación de rueda
me alejé.

Ana Lafferranderie (El cielo tácito, Ed. Sigamos Enamoradas)




El recuerdo de su abuela en la tierra de sus bisabuelos. la voz
de su abuela en la voz de su recuerdo. cuando recuerda
un eco invisible que la existe. bugavillas mientras tarde.
claveles mientras mesa. zapatos con narcisos mientras llueve.
collares.collar de cuentas peruanas. collar de jade y rojo
y perlas pequeñitas. collares de barro negro. collar de maíz
con frijoles. collar de ojo de tigre. collar de plata. collar de ajo.
lento ojo que diluvia el gesto de la niña que juega en el
espejo a mirarse y mirarse.

Florencia Walfish (Sopa de ajo y mezcal. Biblioteca popular de Chiapas)





La abuela es esa señora
guiñando un ojo, la más
nítida entre todos;
a la que el mundo le ha concedido
el don de mirarnos.

Y no queremos morir.

Dos niñas que intercambian
años y pelos y las flores que
nos crecen cuando vemos
caer agua.

Dos ancianas que juegan
con una muñeca viva y
una muñeca muerta

y hablan el primer idioma de la tierra,
atadas al corazón
como un ancla sumergida en los cielos.

Y hacemos la lluvia
con el mismo esmero con que hacemos las verduras,
y pelamos el maní
para que suene la tarde
salpicada de cosas que también nos duelen;

y los insectos puedan componer
su rosa de los vientos
y la paloma despiojarse de las sombras.

Los días, nos sigan, y los
hijos no nacidos,
nos sigan
para que la abuela no tenga nieta,
para que la nieta no tenga abuela muerta.

¿ Escuchan una risa? Son ellas,
sobresalidas
y criándose.


M. Julia Magistratti (EA, Ed. El mono armado)

domingo, 7 de septiembre de 2008

salio nuevo numero no-retornable

invito a leer una revista de las buenas...




escritos al vuelo


Te invito a mis lluvias
a mi baldío con su feria
a mis piedras sin cocer
a la travesía de los vientos ácidos
a las lámparas recogidas en la calle
a las agujas y criaturas que mendigué
cuando, como el desierto,
fui primera y sin padres.
Te invito a mi ojo lleno de espejos, trigos
y niñas escapadas al anochecer.
El ojo favorito de las filas de hormigas,
de las lanas y de la humedad de la casa materna.

Quiero besar tu andrajo y tu pan,
en la media sombra que la tarde arroja
desconociendo un hijo.

Que venga el alma con la cara sucia
las rodillas sangrantes,
de tan lastimados por la misma caída.
(M.J.M)

jueves, 24 de julio de 2008

alta sensibilidad


Por estos dias descartables de la Argentina, llenos de codicia y malas pasiones, sólo nos queda ejercer el amor...comparto este poema de una mujer, Blanca Varela, peruana y hermosa!..
LA LECCION
Como una moneda te apretaré entre mis manos
y todas las puertas cederán
y lo veré todo
y la sorpresano quemará mi lengua
y comprenderé entonces el crecimiento de las plantas
y el cambio de pelaje en las pequeñas crías.
Hallaré la señal
y la caída de los astros
me probará la existencia de otros caminos
y que cada movimiento engendra dos criaturas,
una abatida y otra triunfante,
y en cada mirada morirá la apariencia
y desnudo y bello
te arrojará la fábrica entre nosotros.
Blanca Varela (Perú, 1926)

Variaciones

Aquí están los cuatro elementos
y mi naturaleza,
sólo si se vacían habrá persona.

El tronco está seco, pero la raíz sigue viva.
No puedes con tu rubor de dios.
y el pequeño caracol que aplastaste cuando quisiste que lloviera.

Tu humano
con sus vacunas preventivas
en el día de la invisible, la que mata o malforma.

Tu ojo que se accidenta
en la siempre vuelta a la noche con la cara queriendo ser mano.

No hay demasiados así en el mundo.
mjm.

sábado, 28 de junio de 2008

En el centro del mundo

Nos cruzamos a la otra orilla, a Montevideo. Tanta cosa irrespirable en Buenos Aires. Suerte que volvimos con "Idea Vilariño. Completa" editada por Cal y Canto. Estamos menos solos, más llenos de campanas. Con "la palabra de huesos a la intemperie". Completos.





En el centro del mundo
el centro de la noche

bajo el cielo sin fin

sobre mí desplegado

inmóvil entre el caldo

tibio espeso del aire.
Aspero olor a pinos

la voz clara lejana
de un pájaro
una niña
un relámpago blanco
y silencioso
y yo
que me quedé sin nombre
y sin mí y sin sentido
nadie
alguien
en cero.
Fue un momento
un momento
en el centro del mundo.



IDEA VILARIÑO (Uruguay)

viernes, 20 de junio de 2008

Basta!


Un paro en medio del paro.
Un golpe en medio del golpe.
Hace que todo se vuelva provisorio y huérfano
y atrasen todos los nombres que malgastamos.
Todas las luchas que malherimos.
mjm

merienda


Ir a la merienda
y huevos caidos bajo el árbol
pueden detener el hambre
y hacerlo caber en toda la intemperie que cae sobre mi;
amenaza como un parásito
que crece sin medida.
Debo llegar antes que los tazones de leche enfríen.
Antes que sobre los hules queden las manos solas
después de haber alimentado.
Los huevos caídos bajo el árbol
me agujerean ahora
esta zona nueva donde arrojo también el día sin recompensa.
Como mi estómago, a los huevos los tragará la tierra,
como todo lo que iba a tener alas.
mjm

domingo, 8 de junio de 2008

tè con amigos





Tomar un café en casa de amigos no es tarea sencilla: las tortas suelen ser riquísimas y el corazón tan grandote que uno se apoltrona y reina.
Y si los amigos son poetas, es menos sencillo aún, porque a la vuelta a casa es probable que llegues con un libro entre las manos y al abrirlo te hayas traído a vivir entre tus cosas a una comunidad de criaturas que ahora reinan en el panteón de semidioses discontinuos, heterodoxos, vitales.
Gracias Enrique y Jorge!

Del libro Peso Muerto de Jorge Paolantonio, recién salido por Ediciones El Mono Armado

La Partenaire

Nada por aquí nada por allá
salvo su ajada belleza y los afeites
erguida en sus tacones
tocado de plumas
y el hartazgo de saber
que en las galeras no hay conejos
las flores son de tela

las palomas carroñeras
picotean en su encierro

el armario la ahoga
le va quitando el aire

la rutina es sólo eso

todo tiene un doble fondo
un pie que no se ve
un estante oculto
una mentira que aprieta su sonrisa
y duele como una muela mala

esos brazos esas manos esos guantes
que apuntan
a la ilusión ajena

nada por aquí nada por allá

la magia es haber sobrevivido.




Del libro “Jardín en movimiento” de Enrique Solinas (Ediciones Honorarte).

El Pueblo

En un pueblo muy chico
donde todos nos conocemos los delitos
y la nieve se cae como pintura fresca,
y la nieve se cae como pintura fresca,

vivo.

Tengo una casa
con patio, perra y padre,
y un jardín,
y una hermana
que todo el día
se disfraza de noche.

Cuando llega la hora de descansar
nos disparamos con gritos,
pero todos somos malos apuntadores
(NADIE QUIERE MATAR A NADIE AQUÍ).

Triste es la canción que pasan por la radio
(golpean a la puerta).
Triste es la canción que viene del jardín.

Nadie atiende.
Golpean a la puerta.

Nos abrazamos
porque tenemos miedo.

sábado, 31 de mayo de 2008

mirar


La curva de tus ojos rodea mi corazón,
una vuelta de baile y suavidad,
aureola del tiempo, cuna segura y nocturnal,
y si no sé ya todo lo que he vivido
es porque tus ojos no me miraron siempre.

Hojas de día y musgo de rocío,
cañas de viento, sonrisas perfumadas,
alas cubriendo el mundo de luz,
barcos cargados de cielo y de mar,
cazadores de ruidos y fuentes de colores

perfumes nacidos de una nidada de auroras
que duerme siempre en la paja de los astros,
como depende el día de la inocencia
el mundo entero depende de tus ojos puros
y toda mi sangre fluye en sus miradas.
Paul Eluard

lunes, 28 de abril de 2008

CUMPLEAÑOS




Igual que este verano en los lindes de la casa,
apostado en el lugar de los perros que vendimos,
sin haber ido realmente a ningún otro lugar,
estoy recién llegando a esta edad indefinida,
caprichosa, de frontera y madrugada.
Una edad cuenta de ahorros, de desayuno continental
(muy pronto para algo y demasiado tarde para nada)
una edad de tentempié.
El tiempo me alcanzó, como a la liebre de la fábula;
pero no me alcanza el tiempo.
Tengo la edad de los profetas pero la barba muy escasa,
la edad de los románticos suicidas,
de los símbolos sexuales, de una fugaz estrella pop,
de los atletas que comienzan a pensar en el retiro,
de los genios millonarios de la programación.
Tengo un pasado y un futuro para tirarlos por la borda.
Tengo la edad de merecer pero nada merezco todavía.
Una edad de pesadilla, como aquella navidad cuando despierto
y no se distinguir si a la distancia el sol nace o se oculta,
y me lleno de espanto de sólo imaginar
que yo duermo a esa hora por nadie establecida, pero cierta,
en que mi hermano abre todos los regalos en mi ausencia.

Francisco Alcaraz (México, 1979)

lunes, 14 de abril de 2008

La rueda




Llega el mensaje de la amiga “tengo un albatrito o albatrita en la panza”.
y la rueda indetenible recibe el dato,
se lo deglute y sigue girando.

Ahora el alerta prosigue en las abejas que se disponen a un circuito de flores y cerezas.
sigue en el pelaje de Roberta, perra expuesta al sol;
en la cara ardida del hachero que va por la ruta;
en el bolso flaco de la señora en la cola del banco;
en la puesta en marcha del gasoducto,
por la palanca de mando a control remoto de un misil que va a embestir un pueblo.
Sigue en las manos de un niño con hambre,
en el gallo abúlico que cruza el patio detrás de una mosca;
en el barco pesquero sobre el cardumen y bajo las gaviotas;
en el fuego que destruye los eucaliptos;
en el embotellamiento de las ciudades del mundo;
en la enferma a la que se le acaban los sueros.
Sigue en el algodón que no tapa la cicatriz sobre el ojo del que anoche riñó alcoholizado,
y en la forma en que dos se buscan dormidos sobre una cama.


En medio de las horas, llegó el mensaje del pequeño albatrito
que nace y nace en la panza de mi amiga.
Y la rueda sigue.

La misma rueda que detuvo el dato múltiplo y exacto de Julieta.

La rueda del es y el hubiera sido.


mjm

denuevo




De tanto no haber historia
vienen los olivos de Jaén
la noche en la medialuna del arado
la patria del manual y la hoz
el desalambre
el hambre.
Y las obesas palabras que ya no nombran:
descolonización, genocidio, solidaridad.

Van las banderas a su lugar en el aire ardido
el aerosol a las paredes
la policía a los escudos
las bocas a los pañuelos

Tierra caliente:
después de nombrar las cosas muertas
y ruido humano a bala

¡A calzarse el cero
que empieza denuevo

lo mismo!.


mjm

miércoles, 2 de abril de 2008

Campos de Veniaca




Los campos Veniaca no están alambrados…
Y hay mensajeros por todos lados.
Puede que estos días te cruces con Don Antonio Garrido, viejo anarquista, por los bares de Tribunales o Avenida de Mayo. Cuando te mire a los ojos y te diga “allá en Cañuelas tengo una zanja, vamos ya a sembrarla y comamos de los frutos de esa tierra”, cuidate de lo que suceda en tu alma…en tu tremenda alma humana…

El otro
¿Por qué decir nombres de dioses, astros
espumas de un océano invisible,
polen de los jardines más remotos?
Si nos duele la vida, si cada día llega
desgarrando la entraña, si cada noche cae
convulsa, asesinada.
Si nos duele el dolor en alguien, en un hombre
al que no conocemos, pero está
presente a todas horas y es la víctima
y el enemigo y el amor y todo
lo que nos falta para ser enteros.
Nunca digas que es tuya la tiniebla,
no te bebas de un sorbo la alegría.
Mira a tu alrededor: hay otro, siempre hay otro.
Lo que él respira es lo que a ti te asfixia,
lo que come es tu hambre.
Muere con la mitad más pura de tu muerte.


Rosario Castellanos (México, 25 de mayo de 1925- Tel Aviv, Israel, 7 de agosto de 1974)

sábado, 22 de marzo de 2008



Revoluciones

También así se puede revolucionar el mundo.
Aunque hayas llegado tarde: tu sueño ya fue soñado
pero tus manos son siempre por primera vez.
También es siempre por primera vez tu ojo disparado
y por primera vez el gen que te trajo hasta aquí.

Pero suele ser verdad que lo que piensas ya fue pensado.
Y aunque llegues un poco tarde, siempre será por primera vez tu boca, así como
es por primera vez tu barriga llena de mariposas
y los soles alojados en tu rubor
y la rabia,
también son por primera vez.

Puede que te aparezca tu huérfano
mucho antes
y te encuentre dialogando a solas,
justo cuando metías entre cuatro tablas a los invisibles.

Así también se puede revolucionar el mundo.
Donde pongas tu pulso que tanto anduvo,
donde compones tu humano y lo dejas sonar,
y apoyas tu pie que siempre es primero
en el campo abandonado.