lunes, 19 de diciembre de 2011

Ella estuvo entre nosotros -Jorge Teiller


                                                        wan yi en china, foto julia m.

Ella estuvo entre nosotros
lo que el sol atrapado por un niño en un espejo.
Pero sus manos alejan los malos sueños
como las manos de la lluvia
las pesadillas de las aldeas.

Sus manos que podían dar de comer
a la noche convertida en paloma.

Era bella como encontrar
nidos de perdices en los trigales.
Bella como el delantal gastado de una madre
y las palabras que siempre hemos querido escuchar.

Cierto: estuvo entre nosotros
lo que el sol en el espejo
con que un niño juega en el tejado.
Pero nunca dejaremos de buscar sus huellas
en los patios cubiertos por la primera helada.

Sus huellas perdidas
tras una puerta herrumbrosa
cubierta de azaleas.

miércoles, 15 de junio de 2011

cumpleaños feliz

Dibujo: Elena Odriozola


Igual que este verano en los lindes de la casa,

apostado en el lugar de los perros que vendimos,

sin haber ido realmente a ningún otro lugar,

estoy recién llegando a esta edad indefinida,

caprichosa, de frontera y madrugada.

Una edad cuenta de ahorros, de desayuno continental

(muy pronto para algo y demasiado tarde para nada)

una edad de tentempié.

El tiempo me alcanzó, como a la liebre de la fábula;

pero no me alcanza el tiempo.

Tengo la edad de los profetas pero la barba muy escasa,

la edad de los románticos suicidas,

de los símbolos sexuales, de una fugaz estrella pop,

de los atletas que comienzan a pensar en el retiro,

de los genios millonarios de la programación.

Tengo un pasado y un futuro para tirarlos por la borda.

Tengo la edad de merecer pero nada merezco todavía.

Una edad de pesadilla, como aquella navidad cuando despierto

y no se distinguir si a la distancia el sol nace o se oculta,

y me lleno de espanto de sólo imaginar

que yo duermo a esa hora por nadie establecida, pero cierta,

en que mi hermano abre todos los regalos en mi ausencia.


Francisco Alcaraz (México, 1979)

domingo, 15 de mayo de 2011

Roberta

Foto: Sebastian Miquel


Roberta

Una perra llamada Roberta lame las migas en el piso y se tiende. Roberta sólo conoce unas calles polvorientas arriba de un cerro en la patagonia. Sabe de las horas a través del cuerno que llama al ganado por las tardes. Por los cerezos y arándanos conoce la abstracción del tiempo y las estaciones por las nieves que dan vuelta la página de los años.

Aprendió por ella misma, en cambio, a vivir sin demarcaciones con las liebres, la vaca mugiente, los álamos y las ovejas.

Roberta no conoce las hormigas, pero si los teros duplicados y gritones; a los notros que afilan el pico al viento y a los cipreses que inundan las piedras.

Ella se tira suelta de cuerpo entre las rosas, las lavandas y le crecen más los pelos y las pulgas.

Le muestro a Roberta la foto de un hombre sin techo en medio de una gran ciudad y ella se pone de pie y mueve la cola y me mira.

Acabo de lastimarla. Acabo de decolorar el jardín sin límites de Roberta. Y todo lo que ella creía que era el mundo.

Acabo de mancharle el reino.

Me mira triste. Le dolió. Le duelo.

Su piedad puede transformarse en rencor. Y antes que parasite, ella se va, silenciosa, opaca, a vigilar que las abejas continúen sobre los frutos. Que los patos continúen con su ruidoso tacón sobre la tierra.

Y salte la gota niña de la cereza, salte de luz recién llovida, a alimentar los tréboles.

Maria Julia Magistratti


domingo, 1 de mayo de 2011

de Marcelo Carnero






Proscripción del deseo


Y salir de la madre

como del espejo


Lo descomunal

de ese no retorno

lo que no aprendemos


romper con la sed

de una saliva hecha de ardores


Hasta la médula

la sonda del incendio insoportable


no retorne yo

con la mano hirviendo

a tocarla


ni a suplicar su olor


cuando por la rotura

entre a la madre a buscarla.


MARCELO CARNERO (Argentina)

sábado, 9 de abril de 2011

el hijo duerme


Antes de dormir da vueltas con la estrellas de su mano, enrieda y desenrieda los dedos y yo me pregunto quién está viajando por el gen y le está obligando este ritual para dormir.

Cuando sonríe pienso en las mandarinas que comía en las ramas y, no se por qué, me acuerdo de una casa demolida donde gritábamos para ser dobles, con el techo a cielo abierto.

El corazòn suelta su bombero, apaga los espacios emocionados para que podamos respirar.

Hace mil sueños que mi hijo era este hijo. Y yo siempre tenía uvas en la boca.

Ahora, lo aprieto contra mi; él conoce mi latido. Soy su centro, su sol, su dios y el comienzo de sus penas.

habla mi hijo


Camilo empieza a hablar. Me mira como si se apoyara en una superficie sólida. Me escucha al voleo y repite: ojo, luna, avión, lluvia.

Nos enredamos en una galaxia casera. Esto es cuchara, agua, tenedor.

Las palabras nos esperan como abuelas en la casa del mundo.

El señala con su dedo el cielo lleno de estrellas y nos quedamos mudos para siempre.

domingo, 3 de abril de 2011

juego para viajeros


Foto en Beijing


Juego para viajeros: si usted anda visitando ciudades del mundo le propongo el siguiente juego para sus caminatas perdidas por la ciudad: observe la ropa tendida y calcule cuantos miembros tiene esa familia, sus sexos, edades, contexturas físicas...luego sospeche la novela de esas vidas.

lunes, 28 de marzo de 2011

de Adelia Prado


Foto En El Salvador


Lo que existen son las cosas,

no las palabras . Por eso

te escucharé sin cansarme recitar en búlgaro

como podría mirar durante horas montañas o

nubes.

Señales valen palabras,

palabras valen cosas,

cosas no valen nada.

Adelia Prado (poeta brasileña)

Cayendo del cielo

Foto: en Filipinas, isla Leite

Pasa la magia, aunque las grandes fuerzas

tal como eran, siguen siendo.

En las noches más bellas

no sabes si es una estrellas u otra cosa lo que cae.

No sabes si eso lo que tiene que caer.

Y no sabes si es oportuno entretenerse en deseos.

¿adivinar? ¿Por un malentendido estelar?

¿Como si constantemente nuestro siglo fuera el no-veinte?

Qué brillo te juramenta: soy una chispa, una chispa auténtica,

una chispa de la cola de un cometa,

nada salvo una chispa, que suavemente desaparece,

no soy yo la que cae en los periódicos de mañana,

es esa otra, justo a mi lado, que tiene su motor estropeado.

Szymborska, Wislawa (Polonia, 1923)

viernes, 22 de octubre de 2010

No quiero que me digan la palabra naranja

Foto: Sebas Miquel


No quiero que me digan
la palabra naranja.
Me llega el sol,
mi casa,
y la perdida infancia.

Hubo un sabor
el ocio de unas tardes
y el agua.

Hubo una luz de gracia,
profundidad del alma
Hubo un pájaro fino
que cantaba en el patio
del vecino.
Hubo dalias pesadas
a cuya sombra el gato
bostezaba.

¡Y en verano la fiesta
de comerse la breva
señalada!

No quiero que me digan
la palabra naranja
(ni naranja ni siesta)
Duele aquello que amaba.


JUAN JOSE HERNANDEZ

sábado, 16 de octubre de 2010

despedidas que nunca terminan



MI MADRE SE DESPIDE

A Régulo Villegas


Qué tiempo es éste que no tiene sábados
Qué tiempo es éste todo esperas
Adónde están las fiestas que dijeron
Los domingos que decían Dónde fueron!

Perdida en mis enfermedades
Asaltada por fieras hambres
Dios Qué fue de tu misericordia!
Me remedié con haces de leña
Con remojo de ropas me sustentaba
Pero este cuerpo no resistía su carga
Agachado se hundía y se apagaba
Ai fue cuando les dije a ustedes
—"Hijos que me han costado tantas muertes
Vayan y acójanse a otro pecho
Dios no desampara al que cría
Ya los veré si un día regreso"

Sólo Dios sabe que al volver
No tuve ya paz ni remedio
El alma vuelta unos breñales
y el corazón borrando nieblas

Jesús Por qué un pago tan grande
Dime por qué todo es tan negro
Si te ofendía nuestra pobreza
¿Por qué nos aventaste al suelo?


RAMON PALOMARES (Venezuela)

martes, 27 de julio de 2010

RILKE SIEMPRE

(foto: ventana del hospital neuropsiquiatrico Borda)


Der Panther


Su mirada se ha cansado de tanto observar
esos barrotes ante sí, en desfile incesante,
que nada más podría entrar ya en ella.
Le parece que sólo hay miles de barrotes
y que detrás de ellos ningún mundo existe.

Mientras avanza dibujando una y otra vez
con sus pisadas círculos estrechos,
el movimiento de sus patas hábiles y suaves
va mostrando una rotunda danza,
en torno a un centro en el que sigue alerta
una imponente voluntad.

Sólo a veces, permite en silencio,
la apertura de los cortinajes que ocultaban sus pupilas;
y cruza una imagen hacia adentro,
se desliza a través de los tensos músculos
cae en su corazón, se desvanece y muere.


RAINER MARIA RILKE

sábado, 19 de junio de 2010

regalos


Cuando teniamos 18 con mi amiga Damiana recitábamos de memoria capítulos de Rayuela. Recien llegadas de nuestros pueblos, Buenos Aires tenía la misma contextura: partíamos de la tierra y, si nuestros tiros eran precisos y el equilibrio nos acompañaba, sabiamos que íbamos a ganarnos el cielo. El día comenzaba a las 8 de la noche y se extendía hasta que las panaderías de la Av Santa Fé despertaran. Estudiábamos y amábamos a Julio Cortázar con devota pasión. Habiamos desarrollado un sistema perfecto para saber si el hombre que conocíamos era "el que teniamos que encontrar" y repetiamos como un salmo: ándabamos sin buscarnos sabiendo que ándabamos para encontrarnos. Si el elegido apretaba el dentífrico desde abajo lo descartábamos. Si deciamos "toco tu boca, con mi dedo toco tu boca..." y él no reaccionaba y no decía la palabra clave "cortazar", entonces lo desechábamos sin conmisceración....
"Julito" era Cortázar, y nuestros respectivos "Rayuela" tenían anotaciones, tachaduras, puteadas, flores secas, plumas encontradas, hojas de los otoños...
La amistad es así, es ese trazo que va de la vida, de sus instantes, a los libros compartidos, la memoria exaltada y la alegría. Un trazo que une todas las lágrimas clandestinas y los platos de comida.
Pasaron los años, Damiana viajó a Paris, y desde allí recibí este regalo (esta foto) con la nota que le dejó a Julito, el nuestro, firmada por las dos, allá, en su tumba en el cementerio de Momparnasse.
La nota dice "gracias". Y nosotras llegamos al cielo...llegamos al cielo.

El viejo payaso a su hijo- ELISEO DIEGO

foto: Sebastian Miquel



El viejo payaso a su hijo
1
Avanza ya, hijo mío, desde el vano
donde los pliegues de la recia púrpura
ocultan la impudicia de las máquinas
—tan útiles, es cierto—, el abandono
de los grandes telones que han colgado
como pájaros muertos en el polvo; avanza
desde la sombra y haz tu reverencia
como si nunca fueses a volver.
2
Estás en medio de la luz: enfrente
se abre el enorme golfo de tinieblas
donde hay alguien sin duda que te acecha
con sus mil ojos ávidos. A veces
lo oirás toser, reír como a hurtadillas,
estornudar quizás, estremecerse; nunca
lo vas realmente a ver. Inclínate,
pues, como caña al viento: pero cuida
bien el dibujo de la curva: todo
es arte al fin.
3
Y ahora,
¿qué vas a hacer? Te has escapado
definitivamente a mis desvelos, y casi
como si fuese yo también el leviatán sombrío
te miro ir y venir sobre las tablas, pero
con una irrestañable aprensión.
¿Estás seguro
del peso justo de las bolas
que libraste a los aires?
Y los peces,
quizás juzgaste mal su humor extraño
y cambien luego de color.
Desastres,
minúsculas catástrofes, quién sabe
qué más.
(El invisible
no tuvo ayer piedad.)
4
Pero mañana,
cuando las viejas barran a conciencia
el poco de hoy que queda en las colillas
por todo el ancho espacio desolado
donde no hay nadie nunca: ¿importará
el trueno de la gloria o el silencio
del papel arrugado en una esquina
bajo el polvo de ayer? Nadie lo sabe.
Y sin embargo,
es necesario hacerlo todo bien.


ELISEO DIEGO- Cuba

sábado, 12 de junio de 2010

por qué escribimos- ROQUE DALTON




Uno hace versos y ama
la extraña risa de los niños,
el subsuelo del hombre
que en las ciudades ácidas disfraza su leyenda,
la instauración de la alegría
que profetiza el humo de las fábricas.

Uno tiene en las manos un pequeño país,
horribles fechas,
muertos como cuchillos exigentes,
obispos venenosos,
inmensos jóvenes de pie
sin más edad que la esperanza,
rebeldes panaderas con más poder que un lirio,
sastres como la vida,
páginas, novias,
esporádico pan , hijos enfermos,
abogados traidores
nietos de la sentencia y lo que fueron,
bodas desperdiciadas de impotente varón,
madre, pupilas, puentes,
rotas fotografías y programas.

Uno se va a morir,
mañana,
un año,
un mes sin pétalos dormidos;
disperso va a quedar bajo la tierra
y vendrán nuevos hombres
pidiendo panoramas.

Preguntarán qué fuimos,
quienes con llamas puras les antecedieron,
a quienes maldecir con el recuerdo.

Bien.
Eso hacemos:
custodiamos para ellos el tiempo que nos toca.

ROQUE DALTON

Asaltamos el alba a tiro limpio- JOSE PORTOGALO



Hace un tiempo que repetía "la vida es de nosotros los que hacemos la vida" de oidas... Caminando por Dorrego en San Telmo di con una mesita de libros viejos. Ahi estaba este ejemplar, perdido, de un escritor también "perdido" o "poco visitado"...Lo traigo aqui para compartirlo con ustedes mis amigos, con la alegría de las cosas que aparecen en la vida, de repente, aquellas que intuíamos andaban cerca e iluminarán para siempre nuestros días... Julia


A Ramón Sender

Me trepan los insultos -mareas numerosas-
como trepan los hijos al cariño de un hombre.
Tengo las ansias llenas de ganarme en un grito.
Grito: ¡La vida es nuestra! y abro los horizontes.

Puertas de bronce viejo, de hierro remachado,
caerán cuando se agrupen las voces en un puño.
Hombres desvencijados, de espaldas a la vida:
así dancen las balas no serán de este mundo.

A los calvos de ideas, con sangre de pantano,
a los viejos que ensucian las palabras más altas,
les hago una advertencia: conmigo están los brazos
de aquellos que arrancaron de sus ojos las lágrimas.

La humildad -ese viejo mascarón- no hará suya
nuestra carne que es nudo de un clamor que echa ramas
y en sus climas oscuros, como a un árbol raíces,
nutren de savia pura los cuencos de su entraña.

Y ¡guay! del que esté en contra de nosotros,
los pobres, esos ríos de sangre, silenciosos y lentos,
que bajan hasta el pozo más hondo de la tierra,
que suben hasta el límite más alto de los cielos.

La vida es de nosotros los que hacemos la vida
a gotas de sudor, de ímpetu, de fuerza
y que jamás o nunca tenemos una cama
donde cavar la hondura de un vientre en primavera.

Nos vejan, nos explotan, nos reducen a cero,
si agitamos un grito de protesta nos castran.
Nos orinan la baba de un exiguo salario
y nos cuadran en leyes como a burros de carga.
Y hablan de La Piedad, de La Bondad, del Arte,
sacerdotes, artistas, profesores, poetas,
los que en nombre del pueblo se erigen en vigías,
¡esos hijos de puta con almuerzo y con cena!

Ah señor Jesucristo: no queremos tus frases
-panes sin levadura-, magníficas, humanas,
que no son más que frases pero que nos inhiben
y destapan, astutas, nuestros poros de lágrimas.

No queremos tus frases. Yo que vengo de abajo y
que anduve entre obreros con hambre y manos sucias,
que sé lo que es el mundo, este mundo de mierda,
te lo digo derecho: tus palabras son putas.

Al carajo con todas las parábolas bellas.
Al carajo con todos los escrúpulos sordos.
Presentemos las armas proletarios del mundo
y a tiro limpio, firmes, vaciémosles los ojos.

La vida es de nosotros, los que hacemos la vida
a gotas de sudor, de ímpetu, de fuerza,
y que jamás o nunca tenemos una cama
donde cavar la hondura de un vientre en primavera.

JOSE PORTOGALO

sábado, 29 de mayo de 2010

Bella y Semejante- Paul Eluard




Un rostro al fin del día
Una cuna entre las hojas muertas del día
Un ramo de lluvia desnuda
Todo Sol oculto
Toda fuente de los espejos en el fondo del agua
Todo espejo de los espejos rotos
Un rostro en las balanzas del silencio
Un guijarro entre otros guijarros
Por las frondas de los últimos resplandores del día
Un rostro semejante a todos los rostros olvidados.

PAUL ELUARD

domingo, 16 de mayo de 2010

los hermanos de los pueblos originarios vienen marchando, homenaje Violeta Parra




Arauco tiene una pena (o Levántante Huenchullán)

Arauco tiene una pena
que no la puedo callar,
son injusticias de siglos
que todos ven aplicar,
nadie le ha puesto remedio
pudiéndolo remediar.
Levántate, Huenchullán.
Un día llega de lejos Huescufe conquistador,
buscando montañas de oro,
que el indio nunca buscó,
al indio le basta el oro
que le relumbra del sol.
Levántate, Curimón.
Entonces corre la sangre,
no sabe el indio qué hacer,
le van a quitar su tierra,
la tiene que defender,
el indio se cae muerto,
y el afuerino de pie.
Levántate, Manquilef
Adónde se fue Lautaro
perdido en el cielo azul,
y el alma de Galvarino
se la llevó el viento Sur,
por eso pasan llorando
los cueros de su kultrún.
Levántate, pues, Callfull.

Del año mil cuatrocientos
que el indio afligido está,
a la sombra de su ruca
lo pueden ver lloriquear,
totora de cinco siglos
nunca se habrá de secar.
Levántate, Callupán.

Arauco tiene una pena
más negra que su chamal,
ya no son los españoles
los que les hacen llorar,
hoy son los propios chilenos
los que les quitan su pan.
Levántate, Pailahuán.

Ya rugen las votaciones,
se escuchan por no dejar,
pero el quejido del indio
¿por qué no se escuchará?
Aunque resuene en la tumba
la voz de Caupolicán,
levántate, Huenchullán.
VIOLETA PARRA

sábado, 15 de mayo de 2010

Homenaje a los pueblos originarios que vienen marchando hasta plaza de Mayo





La Palliri

Qué trabajo más simple que tiene la palliri
Sentada sobre el cáliz de su propia pollera,
elige con los ojos unos trozos de roca
que despedaza a golpes de martillo en la tierra.

(Un silencio nocturno le trepa por las trenzas
y oscurece la arcilla de sus manos morenas).

Qué inútil que sería decir que en sus miradas
hay un pozo de sombra y otro pozo de ausencia;
que pudo ser pastora de las nubes
y se quedó en minera,
que pudo hilar sus sueños por las cumbres
viendo bailar la rueca.

La palliri no canta
ni tampoco hila sueños.
La mirada en la tierra
y en la cabeza el cielo
de mañana y de tarde
busca sólo el silencio,
y cuando está a su lado
lo quiebra contra el suelo.

Y no sabe que a ratos, entre sus brazos recios,
se duerme el martillo como un niño de hierro.

MANUEL J. CASTILLA