sábado, 19 de junio de 2010

regalos


Cuando teniamos 18 con mi amiga Damiana recitábamos de memoria capítulos de Rayuela. Recien llegadas de nuestros pueblos, Buenos Aires tenía la misma contextura: partíamos de la tierra y, si nuestros tiros eran precisos y el equilibrio nos acompañaba, sabiamos que íbamos a ganarnos el cielo. El día comenzaba a las 8 de la noche y se extendía hasta que las panaderías de la Av Santa Fé despertaran. Estudiábamos y amábamos a Julio Cortázar con devota pasión. Habiamos desarrollado un sistema perfecto para saber si el hombre que conocíamos era "el que teniamos que encontrar" y repetiamos como un salmo: ándabamos sin buscarnos sabiendo que ándabamos para encontrarnos. Si el elegido apretaba el dentífrico desde abajo lo descartábamos. Si deciamos "toco tu boca, con mi dedo toco tu boca..." y él no reaccionaba y no decía la palabra clave "cortazar", entonces lo desechábamos sin conmisceración....
"Julito" era Cortázar, y nuestros respectivos "Rayuela" tenían anotaciones, tachaduras, puteadas, flores secas, plumas encontradas, hojas de los otoños...
La amistad es así, es ese trazo que va de la vida, de sus instantes, a los libros compartidos, la memoria exaltada y la alegría. Un trazo que une todas las lágrimas clandestinas y los platos de comida.
Pasaron los años, Damiana viajó a Paris, y desde allí recibí este regalo (esta foto) con la nota que le dejó a Julito, el nuestro, firmada por las dos, allá, en su tumba en el cementerio de Momparnasse.
La nota dice "gracias". Y nosotras llegamos al cielo...llegamos al cielo.

2 comentarios:

ojos de suri dijo...

Ah! qué lindo regalo!
Porque esa foto no es solo para vos. Es para mí, para mi hermana y para todos los que leímos y leemos a Julito, como vos decís.
Cómo me identifiqué con tus palabras, Julia. Cómo no tener Rayuela anotada en los márgenes y tratar de memorizarla.Y esa señal de encontrarse en la calle si buscarlo...que cuando pasa es pura magia.
Entonces, digo.Gracias Julio, gracias Julia.


Anita.

Agostina dijo...

u.u es hermoso...y el cielo no tiene renglones.
te mando un abrazo desconocida