lunes, 14 de abril de 2008

La rueda




Llega el mensaje de la amiga “tengo un albatrito o albatrita en la panza”.
y la rueda indetenible recibe el dato,
se lo deglute y sigue girando.

Ahora el alerta prosigue en las abejas que se disponen a un circuito de flores y cerezas.
sigue en el pelaje de Roberta, perra expuesta al sol;
en la cara ardida del hachero que va por la ruta;
en el bolso flaco de la señora en la cola del banco;
en la puesta en marcha del gasoducto,
por la palanca de mando a control remoto de un misil que va a embestir un pueblo.
Sigue en las manos de un niño con hambre,
en el gallo abúlico que cruza el patio detrás de una mosca;
en el barco pesquero sobre el cardumen y bajo las gaviotas;
en el fuego que destruye los eucaliptos;
en el embotellamiento de las ciudades del mundo;
en la enferma a la que se le acaban los sueros.
Sigue en el algodón que no tapa la cicatriz sobre el ojo del que anoche riñó alcoholizado,
y en la forma en que dos se buscan dormidos sobre una cama.


En medio de las horas, llegó el mensaje del pequeño albatrito
que nace y nace en la panza de mi amiga.
Y la rueda sigue.

La misma rueda que detuvo el dato múltiplo y exacto de Julieta.

La rueda del es y el hubiera sido.


mjm

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